miércoles, 27 de enero de 2010

El chaval que robó Internet

ÉRASE UNA VEZ, un chaval humilde de Burgos que, hastiado de la vida moderna y contemporánea, decidió tambalear el mundo. Su nombre era Cautivo, y su plan no era otro que ROBAR Internet. No se sabe cómo, pero lo hizo, y cuando tuvo Internet en sus manos, lo colgó en Ebay. Aunque parezca pajaródico (que no paradójico) un magnate multimillonario de las Islas Caimán, pero de nacionalidad Tirolense del Norte, decidió pagar lo que hiciera falta para recuperar tan preciado tesoro, y ofreció 4 millones de euros por recuperarlo. La directiva tomó cartas en el asunto y Cautivo no tuvo otro remedio de acceder a venderlo, pero él era feliz porque era la cifra exacta que quería. Así acabó de un plumazo el sueño de Cautivo, en el que todo el mundo vivía feliz sin Internet y la gente volvía a leer libros y a hacer cuentas de la vieja. Vieja tú.

martes, 26 de enero de 2010

La calle Especias

ERASE UNA VEZ, una calle donde antiguamente lo que ahora son gitanos del rastro, comerciantes, pues vendían especias, pero un día llego un tipo con la nariz aguileña y los pies planos, además tenía la cara verde y le llamaban Max, Max Payá. Según los escritos, Max Payá procedía de otro planeta, es decir, Burgos (Max Payá de Burgos), que es por casualidad donde fueron a parar cuatro individuos... Pero volvamos a lo que es la narración: Narración se casó con Max Payá, tuvieron hijos y se fueron de vuelta a Burgos. Me perdío. Yas punto.